8 mar 2010

"A ver, atiende..."

-A ver, atiende. Y atiendeme bien porque esto es algo que no me gusta contar; yo una vez me enamoré. Si, vale, suena poco creible, pero es que fue antes de conocerte, ya sabes, yo tenía una vida y tal... El caso es que si, me enamoré. Y no de cualquiera, ¿eh? Yo me enamoré de un príncipe, ¡de verdad que si! Un príncipe de un reino muy lejano. Era alto, rubio y con unos ojos azules que te mueres. Además, era la persona más jodidamente inteligente que he conocido. Decir que me daba mil vueltas era poco, aunque ya sabes que no es que yo sea demasiado lista... La primera vez que le vi me temblaron las piernas, lo juro. Y eso que él no es que fuera demasiado guapo, la verdad, pero tenía labia, feromonas, yo que se... El caso es que a la semana de conocernos yo ya bebía los mares por él y se lo dije. Tampoco es que lo pensara demasiado, fue más bien como si las palabras saltaran solas de mi boca. Desde luego, no esperaba que el me cogiera allí mismo y me diera lo mío contra la pared, que por otra parte tampoco habría estado mal... Supongo que le quería tanto en ese momento que ya no me aguantaba más. ¿Sabes lo que él me dijo? Piensaló, podía haberse inventado una serie de catastróficas desdichas por las que él no podía quererme. O simplemente salir huyendo, que es otra opción. Pero no. Se acercó a mi sonriendo, me abrazo y me dio un beso en la mejilla mientras yo sentía cómo me elevaba del suelo. ¿Sabes lo que me dijo entonces? Que yo le gustaba. Que le gustaba mucho. Mi cuerpo, mis formas, mis palabras... Le gustaba todo de mi. Pero que él tenía una novia a la que AMABA. Así, con mayúsculas bien grandes. ¡estaba tan seguro de eso que casi daba miedo! Es decir, ¡no le cabía la más mínima duda de lo mucho que la quería! Pese a que ella estaba lejos, lejísimos, él ni siquiera se planteaba besar a otra chica. ¡Ni siquiera un beso, ni por pena! ¡Joder, yo con un beso habría sido la tía más feliz del mundo! Pero nada, nada de nada... No te imaginas la rabia que me dio, lo mal que me sentí...
sus ojos se mantenían fijos en la botella de vino que tenía en la mano mientras comenzaban a llenarse de lágrimas de polvo. Sentada allí, sola sobre el frío y duro suelo de marmol del pasillo de su casa, sentía el sopor embriagante del alcohol. Aquél tres de marzo, a las seis menos cuarto de la mañana, Dara se sentía, como todas las noches sin luna, un poco más miserable de lo normal.
-Entonces...-prosiguió.- entonces fue cuando mi corazón convulsionó. supongo que le hice trabajar demasiado, ¡qué se yo! Sentí como se agrietaba y como, poco a poco, se paraba. De golpe dejé de amar. Dejé de amarle a él y a mi misma. Y, por ende, al resto del mundo, pues el músculo de mi pecho había quedado total y absolutamente inservible. Al poco tiempo me alegré, que conste. Me dolía tanto el alma que llegué a la conclusión de que no necesitaba amor si era un sentimiento tan rastrero. Esa mierda no la quería. Ni la necesitaba, que quede claro. Cambié el calor que da una caricia por la energía desbocada de un orgásmo porque era precisamente esa energía la que necesitaba para que mi sangre no se quedara quieta y seguir viva. Por eso se me dan tan bien los amores de diez minutos, esos de los baños de los bares y las camas duras de los moteles de carretera... Así fue como me volví más gata que perra y más zorra que gata... Así, querida mia, te conocí a ti.
Se tumbó en el suelo, dejando la botella con cuidado y abrazandose a si misma. Hacía mucho frío aquel mes de marzo pero aquel día, no había tan helado como su alma.
Unas décimas de segundo antes de cerrar los ojos se permitió ser sincera y suplicarle al Diablo, a Dios o a quién fuera por alguien que la salvara aquellas madrugadas, cuando no se bastaba consigo misma y necesitaba desesperadamente el aliento cálido en el cuello de alguien que la quisiera de verdad.
Alguien por quien no tuviera que llorar.


10 comentarios:

  1. Pobre Dara...Aunque no queramos admitirlo, a veces todos necesitamos sentirnos queridos, aunque sólo sea un poquito.

    ResponderEliminar
  2. Alientos en el cuello...dios, son geniales. Y yo también quiero BIPOLARIZARME!

    ResponderEliminar
  3. los príncipes azules destiñen
    y hay que tener cuidado
    triste y precioso :-)

    ResponderEliminar
  4. ¡que no llore por nadie y se levante ahoramismo del suelo que está muy frío!

    ResponderEliminar
  5. seguro que llega un principe y la rescata ;)

    ResponderEliminar
  6. Desamor igual a sufrimiento...

    Besos :)

    ResponderEliminar
  7. Ay, ay, dile a mi tocaya que la saco a pasear un ratito, y verás como se le quita ese frío tan feo que se le ha metido dentro.


    (una tostada
    con mermelada
    de ciruela)

    ResponderEliminar
  8. Mas gata que perra y mas zorra que gata. Uf, que daría yo por que esa frase fuera mía, porque es sencillamente perfecta.

    En otro orden de cosas el Oráculo habla:

    Ariadne auf Naxos: Ópera en la que Ariadna se pasa 3 horacas muriéeeendose en alemán por amor no correspondido y justo cuando parece que se va a morir de verdad, que no hay naaaada que la ate a la vida que su corazón se ha paraaaado de tanto sufrir, llega el tenor (un tío gordo, feo y calvo) y le dice en lenguaje operístico alemán "tu pa mi, reina mora" y oyes, se le pasan los males cero coma: MORALEJA. De amor no se muere nadie, si acaso por pereza. El sol y su célebre costumbre de salir cada mañana, hace mucho.

    PD. A pequeña ciruela, que tiene 5 años, le encanta "la música francesa" sic, que sale del ordenador (es la de tu blog)

    :)

    ResponderEliminar
  9. Hacía mucho tiempo que no oía hablar de dara ni aquella escuela en infinito.
    Me alegra saber un poco más de Dara

    ResponderEliminar

Grita un poquitín más alto...

Nubes


MusicPlaylistRingtones
Create a playlist at MixPod.com