Los árboles eran altos y triangulares. Estaban serenos.
Liesel sacó El árbol de las palabras de la bolsa y le enseñó a Rudy una de las páginas en la que aparecía un niño con tres medallas colgando del cuello.
-"El pelo de color limón"-leyó Rudy. Tocó las palabras con los dedos.- ¿Le hablabas de mi?
Liesel no pudo responder enseguida. Tal vez fue la súbita sacudida amorosa que sintió por él. ¿O había sido así siempre? Era probable. Privada del habla, deseó que la besara, que la agarrara de la mano y la atrajera hacia él. No importaba donde. En la boca, en el cuello, en la mejilla.
Tenía toda la piel libre para él, a la espera.
Unos años antes, cuando corrían por un campo embarrado, Rudy era un saco de huesos ensamblados con prisas, de sonrisa escarpada e irregular. Esa tarde entre los árboles era alguien que repartía pan y ositos de peluche. Era tricampeón de atletismo de las Juventudes Hitlerianas. Era su mejor amigo.
Y faltaba un mes para su muerte.
-Claro que le hablaba de ti- respondió Liesel.
Se estaban despidiendo y ni siquiera lo sabía
La ladrona de libros
Markus Zusak
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Nubes
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Las despedidas no siempre tienen que ser amargas..
ResponderEliminarMuy bonito. Se siente :D
Debe haber alguna razón por el cual se termina el ciclo de nuestra vida antes de lo esperado, e refiero a una razón metafísica, más allá de lo evidente.
ResponderEliminarme encantó ese libro
ResponderEliminarestá muy bien escrito
lleno de escenas preciosas
y de la inocencia de los niños :-)
Guau, es... estremecedor.
ResponderEliminarHe vuelto.^^
Si tiene que haber una despedida en cualquier historia, siempre se agradece que sea así.
ResponderEliminarMuy bonito, ¿me recomendais el libro?
Amo ese libro♥
ResponderEliminares muy hermoso :D
Muy bien redactado una historia que te atrapa
& es triste x3
Las despedidas . . . como las odio ><
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